martes, 22 de diciembre de 2009

Escarcha

El frío amanecer iba asido de la mano de las heladas que dejaban al campo un túpido manto de escarcha como recuerdo, un recuerdo tan frío como calientes los sueños que por la noche pasaban por su cabeza escondida entre las mantas, una amontonada sobre otra, para abrigarlo y amparar sus sueños, sin dejar apenas espacio para que entrase en su cama la más mínima pesadilla a hacerle compañía en la invernal noche norteña.

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