
El daño no es solamente personal, es un daño a terceros, un tercero basado en alegaciones innecesarias cuando la madurez permanece ausente en los momentos propios de lujuria, un tercero recordado cuando todo se tuerce y parece que no sonríe la vida ni calienta el sol como uno se esperaba.
Y el punto de encuentro espera acompasado de la música… acompañado de los cantes de evasión de una sociedad que es real y está ahí fuera esperándonos a todos, uno a uno, día a día.
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