martes, 29 de junio de 2010

Desde el vagón... el corazón

Entre los muchos estados posibles, la sinrazón de la razón ha decidido deternse en un tren en movimiento hacia un destino sin determinar, envuelto por casualidad en un juego de azar.
Los paisajes divisados dejan a un lado lo divino, centrándose en lo humano, en un naufrágio corporal, a veces cuerdo para transformarlo en un futuro recuerdo.
El vaivén de los vagones sumisos al rail que nos une en un mismo compartimento, la vida divina, nos lleva a un cruce de miradas inexistentes, pero se palpa en el ambiente un corazón latente, indecente e insumiso, que hace caso omiso de la razón, ignorando a su vez los dictados del corazón, mientras avanza sin pedir permiso, este vagón de locura y desvario.

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