Alguien dijo una vez "cada vez que abres la boca sube el pan". Cierto es que hay momentos que es mejor tenerla bien cerrada, así se ahorra uno que le entren moscas, pero tampoco hay que dejar que en ella se críen telas de araña.
El silencio puede ser la causa de dejar que pasen muchos trenes sin que nos dé tiempo a plantearnos si debemos o no cogerlo, a pesar de no saber el destino que lleve... si no se sube nunca se sabrá cual es el final del trayecto o si el mismo tiene final.Lo mismo pasa con las palabras. ¿De qué sirve mantenerse en silencio? Las cosas hay que hablarlas y la boca es el reflejo del corazón. Palabras frías como el hielo o calientes como una estufa en un hogar la noche de Navidad, llenas de amor y ternura.
También recuerdo que alguien dijo una vez "no digas nada, simplemente hazlo". Un gran incentivo, sin lugar a dudas, pero queda el miedo de que los resultados no sean los esperados, pero el mayor miedo tiene que ser quedar con la duda, pensando en que pasará si se procede a convertir las palabras en actos o gestos.
La estación está al rojo vivo y cientos de trenes tiene que partir. Desde hoy sobran los silencios.

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