Salí de cama con el mismo afán que en mi día día hasta la fecha, con inquietudes de conocer gente, personas que merezcan que alguien se ponga en pie y se saca el sombrero ante ellas. Tropecé contigo.Ofreciste un mundo de miel, un mundo dulce, donde la amistad incondicional es lo único que tiene cabida entre dos personas con sentido común y conocimiento de las dificultades y tropiezos de la vida.
Unas risas incesantes reinaban en nuestras caras en los escasos encuentros que conseguiste que llegasen a ser multitudinarios a raíz de tu desinteresada amistad mostrada hacia mi persona.
Han pasado los encuentros a un ámbito fuera de lo profesional, llegando a ocupar parte de tu tiempo libre para poder ayudarte en tus anhelos e inquietudes.
Los favores de mi persona salían sin apenas pedirlos, los gestos de tu cara demostraban alegría cuando existía pero tristeza o preocupación cuando intentabas ocultarla, cosas que se hacen de forma innata, un acto reflejo-natural.
Cambios por ambas partes, por motivos distintos y ajenos el uno del otro nos distanciamos tan solo en la distancia, nada más, pero por desgracia una distancia que dejó claro el dicho "el roce hace el cariño", situación en la que tu caracter volvía de nuevo al cascarón en el cual lo encontré, una amistad que sólo salía para decir "necesito un favor" que siempre era correspondido.
A mis espaldas hablaste de mí, pero no del mismo modo afectivo que lo hacía yo de tí.
Los enfrentamientos que la gente que te rodea y codo con codo compartís fatídicas jornadas de estresante trabajo fueron excusa para arrimarte nuevamente a este desinteresado estúpido por naturaleza y meterlo en la misma barca que a contracorriente intentaba subir por la cascada por la cual tú misma te habías lanzado y yo intentaba remar con fuerzas para ayudarte a salir de dicha situación.
Salió la luz y con ella la verdad oculta que tu rostro de niña buena ocultaba en su particular infierno creado de sartas de mentiras y engaños, interés condional en el cual la única condición es que uno saliera glorioso pisando a quien hubiese que pisar, utilizando a quien... utilizándome a mi.
Me has puesto la miel en los labios para retirarla cuando ya estaba haciendo digestión, desdo lo profundo de mis entrañas.
Llegué a pensar que te estás transformando en una persona más de esta sociedad llamada gente, pero las continuas reflexiones me han dicho que esta mutación no es cierta, eras así cuando te conocí y no me dejaste verlo tras taparme los ojos con tu manto de de suave seda llamado egoísmo.
Una vez más en la vida, vuelvo a ser mi propia víctima... victima de la confianza.

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